viernes, 15 de enero de 2010

¿Maximizador o satisfactor?


Y tú, ¿cómo eres? ¿Eres una persona maximizadora o satisfactora? No, no enloquecí (de momento), sólo les lanzó esa pregunta tras ver el último programa de Redes, de Eduard Punset: ‘¿Por qué más es menos?’. Durante el mismo, dialogan con el psicólogo americano Barry Schwartz acerca de las consecuencias negativas de nuestro desarrollo. Y es que, según ambos pensadores, el hecho de que en las sociedades occidentales democráticas tengamos libertad para elegir entre infinidad de posibilidades dentro de todos los ámbitos, en lugar de concedernos la esperada libertad y felicidad, nos hace en algunos casos más desgraciados.
El motivo no es otro que el coste que tiene pasarse las 24 horas tomando decisiones y eligiendo. ‘¿Qué me pongo? ¿Qué como? ¿Qué programa quiero ver?’ Y estas preguntas son las sencillas. Luego están otras mucho más importantes como por ejemplo: ‘¿Qué quiero carrera quiero estudiar? ¿Vale la pena que me meta a comprar un piso? ¿Quiero casarme con mi pareja?’.
Durante el programa (se puede visionar bien a través de http://www.rtve.es/alacarta/ o bien a través de http://www.redesparalaciencia.com/), nos hablan de dos tipos de personas: las maximizadoras y las satisfactoras. Las primeras no se conforman con algo bueno, quieren lo mejor y lo peor es que nunca están satisfechos; tras elegir, piensan que se equivocaron y se arrepienten. Sufren más que nadie a la hora de elegir. Las satisfactoras, por su parte, se conforman con algo que sea suficientemente bueno.
Por eso, Schwartz aconseja adoptar la segunda posición, buscar lo suficientemente bueno, no lo mejor; porque para encontrar lo mejor, tendrías que estudiar todas las opciones posibles y eso es algo inalcanzable.
En la charla que mantienen, el estudioso norteamericano también descubre que los seres humanos nos arrepentimos por lo que hacemos a corto plazo; mientras que, a largo plazo, nos arrepentimos por lo que no hemos hecho.
Arrepentimiento que puede llegar a envenenar incluso decisiones más que aceptables porque pensamos que podíamos haber elegido aún mejor convirtiendo la decisión original en algo aún peor.
Dicho esto recapaciten, analicen su interior y ya me dirán. Yo quizás se lo diga, pero eso será en otra ocasión o delante de un café. De hecho, durante el programa indican que, al pasarnos el día eligiendo entre la infinidad de estímulos que nos rodean, nos olvidamos de relacionarnos con los demás. Así que habrá que ponerle solución al tema.

PD: No me resisto a contarles un estudio mencionado durante el reportaje. Según el mismo, en los países industrializados, nueve de cada diez personas tienen una cámara digital, pero sólo un tercio pasa las fotos al ordenador. Nos las compramos por el mero hecho de consumir.

4 comentarios:

  1. Me gusta mucho el nuevo diseño del blog. Creo que ha salido reforzado. Enhorabuena. Besos guapo.

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  2. No eres la única que lo piensa jejejeje. Lo cierto es que andaba muy pez en esas cuestiones, pero con ayuda de Eva y buceando un poco era bastante sencillito. Todo es ponerse.

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  3. De todo lo que me cuesta dinero soy maximizador. Si la decisión no tiene coste económico soy satisfactor.

    Que le voy a hacer, soy un obrero con recursos económicos limitados.

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  4. Pero...si hiciéramos caso al colega psicólogo y todos nos inclináramos por ser satisfactores, y nos conformáramos con una opción suficientemente buena, paralizaríamos el progreso, porque, total, hacer fuego golpeando dos piedras era sufiecientemente bueno para calentarse, cumple las expectativas más elementales, para qué buscar una mejora entonces?

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